«Una obra arquitectónica puede disponer de calidades artísticas si sus variadas formas y contenidos confluyen en una fuerte atmósfera capaz de conmovernos. Este arte no tiene nada que ver con configuraciones interesantes o con la originalidad. Trata sobre la visión interior, la comprensión y, sobre todo, la verdad. y quizá la verdad, inesperada, sea poesía.»
«No pueden separarse la arquitectura y la vida, la situación espacial y lo que viví en ella»
Peter Zumthor – Pensar la Arquitectura.

A la luz de este ensayo se puede afirmar una nueva definición de lo que es arquitectura realmente. Aun siendo la primera tarea de la tectónica y la única realmente necesaria para que existan esas atmósferas donde todo lo demás contingente ocurre, es vital ver que sin hombres no hay arquitectura, el hombre genera su lugar para la permanencia y a su vez la arquitectura hace posible la permanencia del hombre, es por eso por lo que la definición más genuina y real de lo que es arquitectura realmente es:
“La arquitectura es la permanencia de lo humano”
La conclusión última sobre la arquitectura es que más allá de ser una materia más a tratar por el hombre, es lo más necesario y lo primero a resolver para que exista el hombre, para que se expanda su labor sobre este mundo. La arquitectura genera espacios y lugares que se convierten en parte del mundo que habitamos, conforma al hombre, no puede existir hombre sin un quehacer tectónico que provoque que exista la arquitectura, ni arquitectura que exista fuera de lo humano.
La arquitectura ante todo es atmósfera, lugar de la experiencia humana y por ello conforma la visión de los hombres sobre el mundo y sobre la cultura y su propio ser-en-el-mundo. Es vital que aquel que hace arquitectura tenga clara una visión de lo humano, pues hombre y arquitectura son ambos una unión.
Es necesario recuperar la visión de lo bello como lo constitutivo, de aquello que sobra como lo que hace que el alma se nutra, los pequeños gestos contradictorios que son mera expresión, que no tienen función como aquellas cosas que nutren el alma del hombre, que le da reposo de lo que lo conmueve para empezar un movimiento con sentido.
Hemos podido ver que la arquitectura no es más que la primera tarea, que conforma el lugar, marco para que pueda desarrollarse todo lo demás del quehacer humano; su creación tal como marcaba Walter Gropius compete a todo artesano, hombre que se dedica a cualquier rama artística o técnica, que ponga en juego el vivir del hombre. Realmente podemos ver que compete tanto lo más técnico como lo más artístico, pues el alma que necesita de cobijo, se recrea en la belleza dado de muy diversas formas decorativas y materiales. Es necesario tener una visión holística de las materias que conforman la arquitectura para poder producirla y tener una imagen clara del hombre y de la belleza.
Es primordial reconciliar el arte con la técnica y lo humano con lo tectónico. Nuestra arquitectura siempre se verá marcada por nuestra visión del hombre y de lo humano.
«No soy yo lo que importa, sino lo que tengo ante mí. […] un yo atento a la belleza del mundo»
Josep Maria Esquirol – El Respeto o La Mirada Atenta: Una ética para la era de la ciencia y la tecnología.